En su momento (hace exactamente 3 años)
publique en mi blog la columna “Ampliemos
el mapa, mientras esperamos a la Haya. La importancia de informar mejor”. Donde señalaba
que “Nuestra región se mantiene
expectante de los avances de la demanda y contrademanda marítima que la
república de Perú ha presentado en el tribunal de la Haya, esto porque a nadie
más que a los propios ariqueños, nos afectará cualquier resultado que se pudiese
dar, aplicando algún principio de “equidad”
por sobre los “jurídicos” y de “jurisprudencias”
que el portafolio chileno presenta como contrademanda.
Más allá de los sólidos alcances legales que posee la
contrademanda chilena, y entendiendo que los argumentos que el tribunal de la
Haya sostiene para resolver son históricamente 3, -argumento jurídico, de uso y
costumbre y principio de equidad- no podemos declararnos tranquilos, sobre todo
cuando existe demostraciones de
demasiada fraternidad entre demandantes y demandados, estrategia peligrosa
si se interpreta en Europa como señales de que una resolución no afectaría
dichas relaciones. (Equívoca señal de que “daría lo mismo” en las relaciones
Bi-laterales)”.
Dicho
comentario surgía de inmediato a la visita que hizo el Presidente Sebastián
Piñera a Lima en la reunión bilateral que terminó con un comentado brindis con
pisco sour,, acto un poco extraño por decir lo menos, sobre todo cuando uno
esperaba un poco de distancia con quienes nos han demandado de manera
arbitraria por limites marítimos que creíamos
resueltos.
Comparto la opinión
del ex embajador Gabriel
Gaspar cuando señaló a la Segunda que la “Cancillería chilena aceptó la tesis de las
cuerdas paralelas debilitamos nuestra defensa, porque eso significa como decir
no me importa que me demandes, sigamos haciendo negocios. Nuestro país cayó en
algo contradictorio con la férrea defensa jurídica. Así mucha gente puede
pensar que a los chilenos no les importa que le desconozcan los tratados, que
los demanden. De hecho Bolivia lo hizo, nos demandó.” Termina diciendo que “Se privilegió lo económico en desmedro de
una defensa más política. El gobierno se equivocó con las cuerdas separadas,
porque Chile es más que Lan y Falabella. El énfasis en lo mercantil es el
error, porque es importante que nosotros protejamos nuestras empresas pero no
confundamos que el Estado son las empresas”.
Misma mirada
crítica tuvo en su momento el senador Allamand sobre algunos aspectos de la visita de Sebastián
Piñera a Lima, indicando que él “habría evitado alguna de las bromas, algunos
de los brindis, creo que estuvieron de más”.
La cosa es que
a pocos días de conocer la resolución inapelable de La Haya, e independiente de
cual fuese el resultado de este, comparto que la estrategia (política) chilena
fue la equivocada y obviamente la más arriesgada, comprometiendo los intereses geopolíticos
de nuestro país, pero específicamente de nuestra región de Arica y Parinacota.
Esperemos que
así no sea, que el criterio de los jueces de La Haya les otorgue al Perú el
triangulo exterior de alta mar y de ese salomónico fallo Perú gana y Chile no pierde, y así todos
contentos, satisfechos y en paz.
¡Salud por
eso!
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