Errores de diseño de actuales Ciclovías en Arica condenan a los
ciclistas a seguir en las veredas postergando el desarrollo de este importante
medio de transporte ciudadano.
El uso de la bicicleta en nuestra
ciudad, así como en casi todo Chile, ha ido ganando adeptos y ha tratado de
ganar los espacios que le corresponden. Principalmente porque en el último
tiempo la percepción colectiva del uso de la
bicicleta ha ido cambiando de lo meramente deportivo y recreativo a pensarla como un
importante medio de transporte más.
El uso de la bici ha logrado un
gran desarrollo en los últimos años, datos de organizaciones pro-bici proyectan para este año 2014 en Santiago se alcance
la cifra no menor de un millón de traslados diarios en bicicleta. Es decir estamos
hablando de un millón de viajes menos en auto o pasajes de metro, micro o colectivo.
Tremendo aporte a la descongestión de las calles y a la salud de las personas. Me
gustaría entregar datos de Arica, pero hasta ahora estas estadísticas descansan
en algún cajón del MINVU que demoró más de 4 años en realizar el estudio y diagnóstico
de ciclovías para Arica.
Lamentablemente los que no han
estado a la altura de las necesidades han sido los proyectistas (léase arquitectos,
urbanistas, diseñadores de vías, etc.) que siguen diseñando y construyendo en Arica
“ciclovías” sobre las aceras y veredas,
de formas sinuosas, aun creyendo que el uso de la bicicleta se restringe solo al
paseo y lo que es peor estimulando el conflicto y los enfrentamientos con los
peatones por el uso del espacio público.
A los ciclistas de vereda se les consideran
unos derrotados, conductores que han bajado los brazos en la pelea de ganar los espacios públicos propios
que le corresponden, en vez de compartirlos con los peatones. Las estadísticas
nos dicen que la mayoría de los accidentes se producen en las intersecciones mucho
más que en las secciones, y el factor primordial es porque no existe la secuencialidad de las vías
en los cruces, como si las bicicletas debieran desaparecer y luego aparecer en
la esquina siguiente. En otras palabras, son los desarrolladores y la falta de solución en las intersecciones quienes ha convertido
estos espacios en intersticios, una especie de “tierra de nadie” entre los
ciclistas, automovilistas y peatones.
La explicación que tengo para
esto es la misma que se muestra al analizar
la actual Ley de Tránsito en Chile. Que más allá del avance que significó
reconocer la bicicleta como un vehículo menor, sigue siendo una normativa absolutamente “bidimensional”, concebida
principalmente para la relación entre
los vehículos motorizados de cuatro ruedas y los peatones, dejando a los
ciclistas en una dimensión desconocida,
con serios problemas existenciales por la indefinición de asumirse peatón o conductor
de un vehículo menor.
Los casos de errores en el diseño
de ciclovías en nuestra ciudad suman y siguen. La mayoría de ellos tienen la misma
génesis en la equivocación mayor de
pensarlas, diseñarlas y construirlas sobre las aceras, en vez de otorgarles los
espacios propios, exclusivos y seguros. Las imágenes que he captado en la
ciudad son elocuentes. Problemas de intersección, discontinuidad de las vías,
instalación de paraderos de micro sobre la misma ciclovía, como si esta debiera
desaparecer y aparecer por arte de magia cada ciertas distancias en su longitud.
Solo espero que los próximos diseños
donde se anuncian la inclusión de “ciclovías”, en la construcción de los primero
20 kms comprometidos desde el 2009 y aún
pendientes, o en cada
una de las intervenciones del Borde Costero , o en los programa de “Quiero
Mi Barrio” o en los nuevos parques que se construirán el Arica, se entienda y
releve el verdadero rol de los ciclistas y el derecho indeclinable a tener vías
exclusivas, seguras y consagradas para el uso de un vehículo que solo trae
beneficios a la salud de las personas y
mejorará la calidad de vida de todas y todos los ariqueños.
Juan Arcaya Puente
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