Corrían
los años 80s y un pegajoso comercial del Banco Santiago se hacía famoso con la
frase: "Cómprate un Auto Perico". La historia era más o menos así: Un
enamorado Perico recorría las calles en bicicleta, con un ramo de flores
para su enamorada Ismenia. Al pasar por distintos lugares, a coro le
gritaban "cómprate un auto Perico", se supone que era gracioso por lo anticuado de su medio de movilización.
Este comercial, no evaluó lo feliz y la saludable vida que podía llevar Perico,
y fue tan fuerte su mensaje que estigmatizó el uso de las bicicletas y las
asoció por mucho tiempo a pobreza y como dirían ahora a lo poco convencional que es no tener un
auto, que desde entonces representaba lo moderno y lo sofisticado.
Hoy, casi
20 años después la cosa es muy diferente, cada día el uso de la bicicleta gana más
adeptos y a través de ellos más espacios urbanos para la implementación de Ciclovías
y bicicletarios (estacionamientos). Cabe la reflexión del " daño" y
del tiempo perdido, en relación a otros países, especialmente los europeos, en
el uso de los vehículos menores como parte integrante de un moderno,
ordenado y descongestionado sistema de transporte público. El haber
instalado en el inconsciente colectivo que tener y usar una bicicleta era señal
de pobreza y que solo el tener un auto, aunque me significara pagarlo en
"comodas cuotas" mensuales por 10 años, sería la manera de
demostrar progreso y bienestar familiar, y distanciarme de lo mundano y lo vulgar
que significaba trasladarme en dos ruedas.
El
uso de bicicleta, hoy en día, demuestra un grado de sofisticación,
se reconocen modelos urbanos especiales e indumentaria distinta que
eliminaron los perros de ropa en los pantalones para que no se enredara en la
grasosa cadena.
Pero lo
principal de este recurso es sin duda lo
conveniente para la salud de las personas, el combate al sedentarismo, a la
inmovilidad, a la obesidad, al estrés, que día a día confabula con
empeorar la condición física de los que no quisieron parecer pobres y
anticuados y se encalillaron para comprar un auto como lo hizo Perico.
Reconociendo
todas estas ventajas lo que corresponde ahora sería disculparnos con Perico y
gritarle con fuerza "sigue en tu
bicicleta Perico"
Juan Arcaya Puente
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