miércoles, 22 de enero de 2014

Lo que se ganó con sangre se puede perder con pisco sour.


Esta frase que puede parecer un poco fuerte no es mía, sino de un gran  amigo uniformado del cual me guardaré su nombre para no comprometerlo, sin embargo no deja de tener razón, y comparto completamente la segunda parte de su frase, al ser un critico de la política de las “cuerdas separadas” que opto el gobierno  en pleno proceso de demanda y contrademanda en La Haya.
En su momento (hace exactamente 3 años) publique en mi blog la columna “Ampliemos el mapa, mientras esperamos a la Haya. La importancia de informar mejor”.   Donde señalaba que “Nuestra región se mantiene expectante de los avances de la demanda y contrademanda marítima que la república de Perú ha presentado en el tribunal de la Haya, esto porque a nadie más que a los propios ariqueños, nos afectará cualquier resultado que se pudiese dar, aplicando algún principio de “equidad” por sobre los “jurídicos” y de “jurisprudencias” que el portafolio chileno presenta como contrademanda.
Más allá de los sólidos alcances legales que posee la contrademanda chilena, y entendiendo que los argumentos que el tribunal de la Haya sostiene para resolver son históricamente 3, -argumento jurídico, de uso y costumbre y principio de equidad- no podemos declararnos tranquilos, sobre todo cuando existe demostraciones de demasiada fraternidad entre demandantes y demandados, estrategia peligrosa si se interpreta en Europa como señales de que una resolución no afectaría dichas relaciones. (Equívoca señal de que “daría lo mismo” en las relaciones Bi-laterales)”.
Dicho comentario surgía de inmediato a la visita que hizo el Presidente Sebastián Piñera a Lima en la reunión bilateral que terminó con un comentado brindis con pisco sour,, acto un poco extraño por decir lo menos, sobre todo cuando uno esperaba un poco de distancia con quienes nos han demandado de manera arbitraria por  limites marítimos que creíamos resueltos.
Comparto la opinión del ex embajador Gabriel Gaspar cuando señaló a la Segunda que la   “Cancillería chilena aceptó la tesis de las cuerdas paralelas debilitamos nuestra defensa, porque eso significa como decir no me importa que me demandes, sigamos haciendo negocios. Nuestro país cayó en algo contradictorio con la férrea defensa jurídica. Así mucha gente puede pensar que a los chilenos no les importa que le desconozcan los tratados, que los demanden. De hecho Bolivia lo hizo, nos demandó.” Termina diciendo que “Se privilegió lo económico en desmedro de una defensa más política. El gobierno se equivocó con las cuerdas separadas, porque Chile es más que Lan y Falabella. El énfasis en lo mercantil es el error, porque es importante que nosotros protejamos nuestras empresas pero no confundamos que el Estado son las empresas”.
Misma mirada crítica tuvo en su momento el senador Allamand sobre  algunos aspectos de la visita de Sebastián Piñera a Lima, indicando que él “habría evitado alguna de las bromas, algunos de los brindis, creo que estuvieron de más”.
La cosa es que a pocos días de conocer la resolución inapelable de La Haya, e independiente de cual fuese el resultado de este, comparto que la estrategia (política) chilena fue la equivocada y obviamente la más arriesgada, comprometiendo los intereses geopolíticos de nuestro país, pero específicamente de nuestra región de Arica y Parinacota.

Esperemos que así no sea, que el criterio de los jueces de La Haya les otorgue al Perú el triangulo exterior de alta mar y de ese salomónico fallo  Perú gana y Chile no pierde, y así todos contentos, satisfechos y en paz.
¡Salud por eso!

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